Vegarada y Cubillas de Arbás (León). Finales de año. Leitariegos, San Isidro… Nieve escasa.
Escribe Pascal Bruckner:
Desde hace algunos años las estaciones de baja altitud se parecen a esas bodas de pueblo que se preparan con gran antelación: las tiendas de artículos deportivos están listas; los remontes mecánicos, engrasados, atornillados y supervisados; los monitores en posición de guardia, los turistas numerosos. La única que falta es la novia, la nieve. Pascal Bruckner. De la amistad con una montaña.
Para quienes disfrutamos la nieve de otro modo, los Altos de Vegarada o el Valle de Arbás son lugares privilegiados en nuestros paseos invernales por la montaña central leonesa, sin colas de coches y sin multitudes.
En el primer caso, partiendo del refugio -antes mesón y Hospital de Peregrinos-, y caminando por la amplia llanada en dirección a Ruayer; aproximándose a alguna de las cumbres de la zona o a La Brañuela y su ermita. Descansando, como tantas veces, en las cabañas de Vega La Reina. En el valle de Arbás, caminando desde Cubillas hasta la Peña Barragana, o bien hasta Las Tres Marías desde Casares de Arbás; quizás observando los hispano-bretones y un ancho valle glaciar que, desde las cumbres, resulta inmenso.
Estos bellos paisajes se muestran, tras cada nevada, inéditos ante nuestros ojos, como si el territorio hubiera sido hecho de nuevo. Recreado. Se nos permite así disfrutar, sin disonancias, del soberano silencio de la nieve.
Ahora que se está volviendo tan escasa -apunta Bruckner- me emociono cada vez que ese bendito polvo nos honra con su presencia.



Vega La Reina, La Brañuela y Mayada Carbayalín (Ruayer).



Tres Marías y peñas Meloita y Barragana, Arbás.


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