29 de junio. Vega Huerta. Soto de Sajambre. León.



1. Majada de Vegabaño y Peña Beza. 2. Refugio de Vegahuerta y Cornión o Peña Santa. 3. Cumbres del Macizo Central: Torre Cerredo y Torre Bermeja.
Con la previsión de muy altas temperaturas decidimos emboscarnos por los extensos hayedos del Valle de Sajambre (río Sella). Desde Soto, tomamos el camino viejo hacia la bucólica majada de Vegabaño que tantas veces hemos visitado. Los hispanobretones pastan en la vega. Continuamos entonces hacia el collado del Frade, con Los Modelizos como referencia. La cobertura vegetal es buena y el paseo resulta agradecido: las frondosas hayas, los robles albares centenarios, las llamargas o turberas…
Como en otras ocasiones, visitamos el roble albar muerto, pero en pie, donde todavía crece Letharia vulpina, un liquen poco frecuente en nuestro territorio. Pronto descubrió el ser humano que este llamativo liquen fruticuloso, tóxico, podía ser utilizado para envenenar lobos y zorros, de ahí su nombre. Sus rápidos y enérgicos efectos, gracias al ácido vulpínico, son leyenda.
Una vez alcanzado el refugio del Frade, al que puede accederse también desde la Vega de LLos, ascendemos entre enabios (Genista legionensis) por una tortuosa canal hasta la Collada del Burro; a partir de aquí, ya sin grandes pendientes, la senda nos conduce a Vega Huerta. La última parte del recorrido discurre por un caos de bloques kársticos y dolinas (jous): parecería que el mundo hubiera quedado en este lugar, por alguna razón desconocida, a medio hacer. Los rebecos cantábricos se mueven con soltura por los crestones calizos. Aquí y allá acentores alpinos.
Vega Huerta se encuentra a los pies de una pared imponente de seiscientos metros de vertical. Peña Santa o Torre Santa (2.596 m) es la cumbre más elevada del Cornión o Macizo Occidental de los Picos de Europa. Un par de tiendas de vivac se encuentran montadas en la Vega, junto al pequeño refugio. Desde este lugar la panorámica del Macizo Central es excelente.
La flora característica de la alta montaña se muestra ya en estas fechas con profusión. Los veranos son breves y no hay tiempo que perder. En los prados de siega: lirios silvestres (Iris latifolia); en las turberas: tirañas (Pinguicula grandiflora), atrapamoscas (Drosera rotundifolia) y nartecios (Narthecium ossifragum); en los pastizales de diente, a considerable altitud: ásteres alpinos (Aster alpinum) y geranios cantábricos (Geranium subargenteum); en los roquedos y canchales: linarias alpinas (Linaria alpina subsp. filicaulis), siempreniñas (Erinus alpinus), acinos (Acinus alpinus), gipsófilas (Gypsophila repens), arenarias de color púrpura (Arenaria purpurascens), y las llamativas campanillas de Scheuchzer (Campanula scheuchzeri), entre otras especies.











1. Geranium subargenteum. 2. Geranium sanguineum. 3. Campanula scheuchzeri. 4. Linaria alpina subsp. filicaulis. 5. Androsace villosa. 6. Hypericum richeri. 7. Narthecium ossifragum. 8. Gentiana lutea 9. Aster alpinus. 10. Chaenorhynum origanifolium. 11. Saxifraga aizoides.
Una tormenta de verano, con granizo incluido, hace que tengamos que bajar a Soto de Sajambre a la carrera. Mojados, pero contentos. Al momento de llegar deja de llover y Soto se muestra, iluminado de nuevo por el sol, acogedor, con esa belleza que el montañero y fotógrafo asturiano José Ramón Lueje reivindicara tan acertadamente para este pueblo en su libro Los Picos del Cornión.
La jornada depara un encuentro inesperado. Un zorro se acerca despacito y, con una actitud extremadamente confiada, se sienta al lado de nuestro coche. Habituados a que los encuentros con la fauna silvestre sucedan de una forma furtiva, estas situaciones nos desorientan. ¿Cómo reaccionar? ¿Cómo disfrutar del momento sin acostumbrar al animal a unas pautas de conducta que puedan acabar resultando peligrosas para él?
El carácter oportunista del zorro puede llevarle a situaciones de riesgo al considerar que el ser humano no es una amenaza, ya que puede eventualmente obtener alimento de él. De forma similar cabe interpretar el hecho de que el zorro frecuente las carreteras, probablemente con la esperanza de encontrar fauna atropellada para alimentarse. La consecuencia: él mismo termina siendo arrollado en gran número.
Así que, no sin pesar, mejor asustarle, echarle de nuestro lado. Y, por supuesto: no darle alimento. Porque es un espacio natural en el que nos encontramos. Porque es de fauna silvestre de lo que estamos hablando.




1. Acentor alpino; 2. Rebeco cantábrico. 3. Letharia vulpina. 4. Zorro.


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