




1. Moro Norte y Peña Rionda. 2. Tejo. 3. Campanula arvatica. 4. Pico Roscas y Peña Rionda. 5. Teucrium chamaedrys.
5 de octubre de 2025. Aleje (León). Desde la localidad de Aleje, próxima a Cistierna, nos acercamos al solitario y longevo tejo de Borbonejo. Los caminos están completamente abandonados. Este soberbio tejo se encuentra a las faldas de Peña Rionda, montaña que destaca por el color ocre de los conglomerados que la forman y el plegamiento de sus materiales. El árbol es magnífico, un verdadero superviviente. Decidimos subir luego al Pico Moro. Tiene una altitud discreta (1.801 m), pero no necesita más para hacerse respetar. Esta cumbre caliza presenta dos cotas gemelas muy visibles desde el valle del Esla. Aquí podemos disfrutar de unas vistas privilegiadas: al sur Peñacorada, al este el Espigüete y Peña Prieta, al oeste el Susarón, los Mampodres y Peña Ten; y hacia el norte, enmarcados entre el Moro Norte y Peña Rionda, el macizo central de Picos de Europa.
Nos encontramos en un lugar de especial interés geológico, el llamado Manto del Esla: un gran cabalgamiento o manto de corrimiento.
Es este un territorio de rebecos, de perdices pardillas y de liebres de piornal. Sabinas albares salpican las rocosas pendientes. Alguna que otra Campanula arvatica se observa florecida todavía. También, entre las rocas, los pequeños camedrios (Teucrium chamaedrys).
He terminado de leer El Huerto de una holgazana, de la escritora italiana Pía Pera. Anoto este párrafo: Ya no recuerdo dónde, pero Kafka escribió que no habría que preguntarse por qué el ser humano perdió el paraíso terrenal, sino por qué no hace nada para regresar. A él, ciudadano de Praga, quizá se le escapó que todo el que vuelve al campo, todo el que quiere un jardín, está empujado por ese deseo, el de un regreso al Edén.
Acaso sea cierto que es solo por indolencia o falta de voluntad por lo que no volvemos a él.
Categoría: Contar la naturaleza: Diario


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